Palabras de Aitor Gómez, hijo de Pato.

Ante todo gracias a todas y todos los que habéis venido a esta ceremonia y también a los que no han podido acercarse.

Pato ha sido y continuará siendo una persona única para todas y todos nosotros. Los miles de recuerdos que tenemos de él, sus ilusiones y las reflexiones que nos provocaba para mejorar nuestras vidas nunca se apagarán, irán a más. Nunca olvidaré su pasión por la vida, por dar todo lo que estuviera en su mano para lograr que todas las personas que le importaban estuvieran mejor.

Su vida siempre ha estado marcada por sus amistades, la solidaridad, el amor y los sentimientos y así es como se ha ido, rodeado de sus mejores amigas y amigos, con mucho amor y con los sentimientos a flor de piel. Nunca he sentido a la gente tan cerca como ahora y puedo afirmar que a Pato le ha sucedido lo mismo.

Quien ha conocido a Pato sabe que era algo más que divertido y gracioso, era pura vida. Tenía una chispa que le hacía diferente, tenía duende. Yo he podido disfrutar con él de momentos maravillosos y no porqué fuera sólo divertido, sino porqué él en si era algo más. No podía entender una vida sin alegría y amistad y eso lo transmitía como no he visto hacerlo a nadie, sin preocuparse por intereses materiales. Él ha sido el principal difusor.

Su modo altruista de entender la vida le llevó en ocasiones a pasar malas épocas, pero en los últimos 14 años alcanzó finalmente la vida que siempre soñó disfrutar. Desde su época estudiantil quiso ser profesor de universidad y vivir con sus mejores amigos y así ha sido en estos últimos años. Daba clases en un departamento donde encontró muy buenas amistades y vivía con sus mejores amigos de la infancia. Trabajó en un centro de investigación que le entusiasmaba. Durante estos mismos años encontró a una mujer de la que ha estado enamorado cada día más y más, tal y como el quería y nos lo hacía vivir a los que estábamos con él; ha cumplido hasta el final lo que decía, que el siglo XXI tenía que ser el de la revolución del amor.

En esta última recta de su vida muchas y muchos habéis podido comprobar como nos animaba a quienes pretendíamos animarle. A mi personalmente me tranquilizaba poder verle sonreír cuando estabas a su lado y que te gastase las bromas que siempre hacia.

Os puedo asegurar que Pato está completamente agradecido a todas aquellas personas que habéis estado por él en los momentos más difíciles. No podía ni imaginarse como devolver todo el cariño que ha recibido en estos últimos meses. Ya sabemos que no era necesario, pero quiero que tengáis muy claro que Pato os ha tenido presentes hasta el final.

Finalmente quería daros yo mismo las gracias por todo, por haber estado, por estar y por tener siempre presente a una persona maravillosa. Es igual el cómo, lo importante es tener en mente siempre a personas como Pato, que nos hacen mejorar como personas. Para mi ha sido más que un padre y un amigo.

Del departamento de la univesidad al que pertenecía Pato: Professora Margarita Bartolomé del MIDE (Departament de Mètodes i Diagnòstic en Educació de la Universita de Barcelona).

Querido Pato:

Nos sorprendió tu muerte. Las últimas noticias que nos enviaron de nuestro Departamento alentaban a la esperanza y uno se aferra a ella, sobre todo cuando se trata de una vida tan extremadamente bella como es la tuya. Quiero decirlo en presente porque creo que una vida así no morirá nunca. Nos ha sido regalada como un don para descubrir de qué manera puede una persona ser sencillamente BUENA, como tu lo has sido para todos. Una persona desprendida y acogedora, siempre disponible, sonriente cada mañana, ilusionado cada mañana. A mí me encantaba pasar por tu despacho cada día –la puerta siempre abierta- e intercambiar contigo unas frases, un saludo, un comentario. Siempre estabas a punto, y siempre estabas sonriente.

Tú has guardado los momentos difíciles para tí y compartido con todos lo positivo de nuestra vida universitaria. Aún recuerdo el día de la presentación de tu tesis doctoral, con la sala del teatro llena de gente, porque éramos muchos los que te queremos. ¡Y lo orgullosos que se veían Julia y Ramón de tí! Y es que también has sabido dejarnos la capacidad de vincular trabajo y compromiso social, cercanía con el mundo de la exclusión, convencimiento de que siempre es posible avanzar en la construcción de una sociedad del conocimiento donde ocupe un espacio importante y privilegiado el corazón, una sociedad del corazón. Tú has creído en la posibilidad de transformar la realidad desde ahí, dejando que todos y todas pudieran participar en esa transformación silenciosa pero eficaz.

Desde mi Fe, creo que Dios te habrá acogido en su Misterio, y te habrá saludado con una Sonrisa también Infinita: “Entra Pato, ven a disfrutar para siempre de lo que SOY y en lo que tú has ido poco a poco transformándote: en AMOR”. Y Julia, estoy segura, se habrá sentido como cuando el día de tu tesis doctoral. Porque en ese último examen del amor, has sacado la calificación máxima.

Margarita Bartolomé

Departament de Mètodes d’Investigació i Diagnòstic en Educació.

Universitat de Barcelona

Del centro de investigación CREA al que pertenecía Pato: Ignasi Puigdellivol, Profesor del Departemento DOE (Didáctica y Organización Educativa)

RECORDANT JESÚS GÓMEZ: PATO

Quan se’m va encomanar que en nom dels companys i companyes de CREA digués unes paraules en el comiat d’en Jesús Gómez, per nosaltres i afectuosament sempre “el Pato”, vaig intentar, sense èxit, escriure-les en un full. Res reflectia el que volia dir i les idees desbordaven el paper en blanc. Ara penso que, precisament pel costum que tinc d’escriure (per la meva feina), les paraules se’m resistien i que el que havia de fer era “parlar tal com raja”, com sempre ho hem fet tots amb en Pato. Però avui sí que em sento amb cor de transcriure el que vaig (vam dir), i que difícilment s’esborrarà de la meva ment. Eren només dues coses, d’entre el munt que n’haguessin pogut sorgir.

La primera feia referència a la faceta més professional d’en Pato. Molts dels que som els seus amics som professors, de diferents nivells, des de nens petits fins a adolescents, universitaris i adults. I n’estem orgullosos. Ens dediquem a ensenyar, a ajudar a entendre les coses, a proporcionar coneixements… Però en Pato, i això no ho penso ara sinó que ho he sentit sempre, ha estat un pas més endavant i pot gaudir d’un títol que només te’l atorguen els altres, els teus propis alumnes. En Pato ha estat “mestre” perquè no s’ha limitat a transmetre coneixements sinó que, amb la seva manera de ser i d’actuar, provocava transformacions, feia que veiessis les coses d’una altra manera. Heus aquí que tries, com objecte de la seva recerca, un àmbit en el que l’acadèmia hi ha anat sempre tant amb peus de plom: el de les emocions, els sentiments i les relacions, l’autèntic motor dels veritables canvis. Haig de dir que amb molta freqüència en Pato em feia alguna de les classes del doctorat que imparteixo a didàctica, i sempre que això passava, no només algun o alguns cops sinó sempre, els i les estudiants de doctorat quedaven impressionats, fins i tot “trasbalsats” amb la seva intervenció i sobretot amb tot el que en Pato era capaç de transmetre, més enllà de les paraules, independentment de si els convencés més o menys la línia de pensament que en Pato ha defensat sempre. Així doncs, ha estat un “mestre” i no ens pot resultar estrany que entre els seus bons amics s’hi comptés una persona que molts de nosaltres i molta gent arreu del món la considerem també un autèntic mestre, Paulo Freire.

La segona cosa que voldria dir s’ubica en un pla més personal. I és el record que tinc d’una de les últimes vegades que vam estar junts, la penúltima. Ell estava molt debilitat, el seu cos ho estava, però fins al darrer moment en Pato, malgrat la cruesa de la malaltia, ha estat ell! Doncs bé, recordo que vam estar xerrant d’una de les coses que també ens unia: la gastronomia. Més per iniciativa seva que meva, vam estar fent un exhaustiu repàs de totes les peces de marisc que formarien part de l’àpat amb el que celebraríem la seva recuperació (en aquells moments era quelcom difícil, però encara hi podíem pensar). I els dos vam compartir l’alegria del “projecte”. Un cop a l’ascensor, i quan agafava el cotxe per tornar cap al Vallès, a la meva ment venia una pregunta: qui ha animat a qui? Però amb en Pato aquesta pregunta mai havia tingut importància. Era de les persones que necessiten sentir la felicitat en els altres per sentir-se feliç. I heus aquí que ahir, per casualitat, vaig sentir una frase que retrata perfectament en Pato i el que d’ell sempre quedarà en nosaltres: “el que fas per a tu, mor amb tu, el que fas pels altres, queda, no mor mai.”

Tinc un deute amb en Pato i, permeteu-me el plural: l’hi tenim un deute. Avui a tots ens brillen els ulls, però no és la brillantor de la que en Pato parlava. És el producte de les llagrimes contingudes de tristesa i estripament que ens inunden. En Pato ho entendria, és clar que sí. Però li devem, ben aviat, la brillantor que a ell el feia feliç, el riure sa del seu record, dels seus acudits, de la seva forma d’entomar la vida, amb rigor i compromís, però també amb alegria compartida. Li devem la brillantor (ell en deia la “xispa”) que ens produirà recordar-lo i sentir ben endins tot allò que en Pato ens ha donat sempre.

Imagenes que se mostraron